Las vacas: Símbolo de los hindúes
"Para los cristianos, la Virgen es la madre de todos los hombres, así por el contrario, para los hindúes la vaca es la "Madre de la Vida", por eso, matar a una vaca es atentar contra el propio origen de la vida".
Harris, intenta dar una explicación razonable a esta costumbre afirmando que las vacas cebú tienen muchas funciones importantes, apenas dan leche, pero sin ellas, los bueyes, que son empleados para arar los campos y transportar mercancías, no existirían. Sin la existencia de estos, sería muy difícil la supervivencia para los campesinos.
A lo largo del capítulo, Harris se centra en la cultura musulmana y judía cuestionando la porhibición que tienen estas poblaciones a comer carne de cerdo. Mientras tanto, en otras culturas como Nueva Guinea y algunas islas de la Melanesia les rinden culto.
Algunos autores como Chaganon, afirman que la agresividad de los yanomamis contra la mujer tiene que ver con la necesidad de demostrar a los demás hombres que son capaces de matar. Harris muestra una hipótesis opuesta a estas afirmaciones. Argumenta que los yanomamis inician sus luchas por la falta de mujeres y sin embargo practican el infanticidio femenino que ellos mismos piensan que es la causa del déficit de mujeres.
Niños del Pueblo Yanomami
Las mujeres de estos poblados están acostumbradas desde niñas a ser las víctimas y por eso no conciben la idea de rebelarse. Si esto ocurriera, se produciría una guerra entre sexos. Con estas guerras se demuestra la superioridad del "macho" en algunas culturas.
Para concluir, hay que decir que la guerra es un mecanismo de interrupción que ayuda a mantener a las poblaciones humanas en un estado de equilibrio ecológico con sus habitas. La causa principal de estos conflictos es el impulso del prestigio por parte de los hombres, al que se denomina poltach.
En estas poblaciones, los jefes de las tribus, comparan su dinero con los demás hombres para saber su riqueza. El hombre que más riqueza posee, es el hombre con más prestigio de la civilización. El objetivo de estas comparaciones es reunir la productividad para después, redisribuirla entre toda la población. Por esto, el autor afirma que el poltach es un mecanismo para asegurar la producción y la distribución de la riqueza en ciertas culturas.
Las principales ventajas que tiene el poltach son: el aumento del nivel de producción, puesto que hay que trabajar mucho más para la repartición de la riqueza y se preven mejores expectativas económicas.
Otras tribus se contraponen totalmente a la idea del potlatch y practican el estilo de vida igualitario, donde no existe consumo excesivo ni competición alguna. Existe lo que se dice un intercambio, en la cual los pueblos dan y reciben objetos de manera equilibrada.
En este estilo de vida igualitario hay que controlar lo que se dona y lo que se recibe, es decir, si una persona aporta más objetos que la otra, puede ser acusado de pertencioso y la generosidad provocaría una distinción entre clases sociales.
El mesías: Una creencia religiosa
Con esto, el autor nos muestra el cargo de resolución de los conflictos obstinados por la ley del mínimo esfuerzo, este cargo era el precio de la lucha por los recursos naturales y humanos de un continente insular.
En esta época, para la sociedad era muy importante obtener este cargo, ya que esto constituía la recompensa por el trabajo realizado. La obtención de dicho cargo, marcaría el inicio del cielo en la Tierra.
Es a partir de este momento cuando empieza una nueva época de cristianismo y aparece una nueva palabra: MESÍAS que se le atribuía a todos aquellos seres que poseyeran santidad y poder sagrado como los sacerdotes. El cristianismo surgió entre los judíos que vivían en Palestina. Estos creían en la llegada del salvador. David fue el primer Mesías; afirmaba que mantenía un contacto divino con el Dios de los judíos: Yahvé. Con la muerte de David, empezaron los conflictos de colonialismo en su imperio. Esta guerra se intentaría solucionar con la ayuda de un Mesías vengativo. Todos los pueblos primitivos creían que las batallas se ganaban con ayuda divina.
Durante esta guerra se desarrolló el culto del mesías pacífico: Jesús. Harris afirma que Jesús no era tan pacífico como se creía, los escritores de los Evangelios habían hecho un Mesías pacífico, pero en la realidad no era así. La figura de Jesús no se perfeccionó hasta más tarde.
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